2 de octubre de 2014

Debate en el ´New York Times´




El New York Times expuso un panel de debate titulado "Promoviendo Derechos Legales para los Animales" en el que se incluyó la controversia sobre Andre Robinson. El Enfoque Abolicionista estuvo presente en el debate. Aquí pueden leer el artículo entero:
La reacción ante lo que hizo el pateador de gatos es comprensible y estimable. No hay nada más terrible que agredir a un animal indefenso. ¿Pero en que se diferencia esto de la matanza de animales para comida?
No hay una distinción moral coherente entre el gato que fue pateado y el cerdo, la vaca o la gallina o el pez que la mayoría de la gente comerá hoy.
Matamos y comemos más de 58 mil millones de animales cada año en todo el mundo, sin contar a los peces. De hecho, los animales que utilizamos para comida sufren tanto —si no más— que el gato que fue cruelmente pateado. Comemos animales porque saben bien. No necesitamos comer productos animales para estar sanos; incluso las organizaciones profesionales de nutrición y los organismos gubernamentales así lo reconocen.
Por tanto, ¿somos diferentes de Andre Robinson? No lo somos. No hay distinción moral coherente entre el gato que fue pateado y el pollo, el cerdo, la vaca o el pez que la mayoría de la gente se comerá hoy. Robinson será acusado de violar una ley que prohíbe dañar "injustificadamente" a los animales. Se le acusa de hacer algo que no es justificable. El problema es que lo que hacemos los demás no es más justificable.
Somos una sociedad que abusa de billones de animales sin una buena razón. Nos excusamos a nosotros mismos alegando que gente como Robinson son "abusadores" y el resto de nosotros somos "humanitarios" y nos preocupamos por los animales. Nos repetimos esto insistentemente.
¿Recuerdan al jugador de fúbol Michael Vick? La gente le odia por haber organizado peleas de perros. ¿Y a Kisha Curtis que se ganó un rechazo internacional por haber desnutrido y abandonado a su perro, Patrick, en un basurero? Patrick es todavía ensalzado como un símbolo por quienes defienden que debemos perseguir el "abuso animal" de forma más contundente. Todos estos casos han provocado una respuesta social masiva, al igual que la práctica de comer gatos y perros en China o Corea, o la matanza de delfines en Japón, que fomentan comentarios sobre lo bárbaro que es "esa gente" —dichos por gente que no tiene problema en explotar cerdos, vacas, pollos y peces.
El caso de Robinson no presenta una oportunidad para examinar nuestras ideas fundamentales sobre la ética en nuestra relación con los demás animales. De lo contrario, todo esto se reduce a fetichizar a perros y gatos, o a demonizar a aquellos que arbitrariamente señalamos como "bárbaros".
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