23 de julio de 2009

Acerca de la vivisección y la violencia




En el Mail Online de hoy, la edición en Internet del Daily Mail, un periódico de Gran Bretaña, hay un artículo fascinante acerca de la vivisección, escrito por el Dr. Danny Penman, un ex bioquímico investigador que ahora hace periodismo científico para New Scientist y el Daily Mail.

Penman deja en claro que apoya la vivisección:
«Como la mayoría de las personas, sacrificaría las vidas de incontables animales de laboratorio para salvar a mi novia y a otros miembros de mi familia.»
Dejando de lado que la mayoría de las personas, si estuvieran en una situación en que fueran forzadas a elegir, sacrificarían las vidas de incontables otros humanos para salvar a los más cercanos a ellos —de manera que la cuestión animal está fuera de lugar— Penman continúa para expresar preocupación porque hubo un incremento, durante el año pasado, de medio millón de animales usados en los laboratorios de Gran Bretaña, y porque el número de animales usados para investigación en Gran Bretaña ahora está en 3.7 millones.

Penman sostiene que algún uso de animales es necesario, pero argumenta que la vivisección puede de hecho amenazar la salud humana. Cita que el New Scientist reporta que los resultados de la vivisección “no son más informativos que tirar una moneda al aire,” y aunque él, Penman, no iría tan lejos, concuerda en que la “vivisección es, en el mejor de los casos, no fiable y en el peor, letal.” Cita varios ejemplos donde las drogas que fueron probadas en animales sin haber provocado ninguna reacción adversa, causaron que los humanos se enfermaran críticamente y murieran. Argumenta a favor de las nuevas tecnologías que no implican el uso de animales y que son mucho más confiables.

La crítica de Penman de la vivisección es bastante notable, dado que él apoya la vivisección. No puedo recordar la última vez que vi un ensayo así.

Quizás la falta de crítica a la vivisección es explicada por otra observación que Penman hace:
«¿Por qué hay tantos experimentos en animales habiendo alternativas?»
Una razón, irónicamente, es que la violencia y la intimidación de un puñado de fanáticos defensores de los derechos animales ha empañado el debate. Porque si ustedes cuestionan el trabajo de los científicos hoy, corren el riesgo de ser englobados junto con los extremistas.

Así que los científicos han sido capaces de expandir su investigación en animales, sin nadie con autoridad para examinar si sus pruebas son verdaderamente necesarias. Esto me parece tan injusto como contrario al espíritu de investigación académica.

Penman está absolutamente acertado. Como resultado de un relativamente pequeño grupo de personas que defienden la violencia contra los vivisectores, cuestionar o debatir la vivisección, incluso en los contextos académicos, invita a desechar este pensamiento, como parte de una agenda extremista o violenta.

Esta observación se aplica no sólo a la vivisección sino a los temas animalistas en general. Las acciones de un número pequeño de personas han permitido una prensa reaccionaria, a lo que se suman los explotadores institucionales que más bien prefieren no tener ninguna discusión acerca de estos temas, para crear la impresión de que aquéllos que se oponen a la explotación animal generalmente son misántropos violentos que valoran la vida animal pero no les preocupa la vida humana.

No debemos permitir que triunfe tal caracterización.

Como saben, me opongo a toda violencia por razones morales. Vean, por ejemplo: Un comentario acerca de la violencia y Más acerca de la violencia y los derechos animales.

La violencia contra los explotadores institucionales no sólo es inmoral sino que es incoherente: no tiene ningún sentido. Los explotadores institucionales no son “el enemigo.” Nosotros somos los que demandamos productos animales. Si dejamos de consumir productos animales, los que usan institucionalmente a los no humanos, trasladarían su capital a otra parte. Nosotros somos losque continuamos creyendo el mito de que la vivisección nos hace vivir más tiempo y mejores vidas y, como resultado, continuamos apoyándola, aunque sea tan sólo por no demandar a nuestros políticos que aseguren que las alternativas que Penman menciona sean usadas y que otras sean desarrolladas.

Mucha “gente animalista” ni siquiera es vegana y estas personas están dispuestas a tolerar y apoyar la tortura de animales no humanos simplemente porque les gusta el sabor de los productos animales y no pueden dejar el queso, el helado, o cualquier producto animal que coman. ¿Cómo son estas personas diferentes, en sentido moral, de los vivisectores? Al menos algunos vivisectores piensan que ellos practican algún tipo de bien social.

Como indiqué en mis escritos, no estoy de acuerdo con que el uso de los animales es necesario como una cuestión empírica y, como Penman y otros, sostengo que la vivisección es con frecuencia claramente contraproducente. Verdaderamente, a diferencia de Penman, concuerdo con la declaración que él atribuye al New Scientist: los resultados de la vivisección no son “más informativos que tirar una moneda al aire.” Incluso si éste no fuera el caso, e incluso si la vivisección fuera útil en algún sentido, aún no podría estar moralmente justificada. Pero los no-veganos apoyan la explotación simplemente por el antojo del sabor. Ellos no tienen ninguna excusa.

Esperaría ciertamente que nadie defendiera la violencia contra los no-veganos, !teniendo en cuenta que esto incluiría a la mayoría de integrantes de lo que es referido como el “movimiento animalista”! Siendo este el caso, y aparte de si comparten mi rechazo general de la violencia, señalar a los explotadores institucionales, sean granjeros o vivisectores, simplemente no tiene sentido alguno.

Hago un llamamiento a los defensores animales para que, inequívocamente y sin reservas, rechacen la violencia. El movimiento por los derechos animales tiene sentido sólo como un movimiento de paz y no violencia. Gandhi dijo:
«Debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo.»
Si queremos ver un mundo en el que no haya violencia contra los más vulnerables, nosotros mismos debemos no ser violentos, y presentar nuestros puntos de vista de una manera no violenta. La no-violencia comienza con nuestro propio veganismo y nuestro uso de medios creativos y no-violentos para educar a otros acerca del veganismo.



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